La climatización por suelo radiante es muy común en los países del norte de Europa, donde en invierno sufren temperaturas muy bajas y necesitan tener varias horas encendida la calefacción, realizando el menor consumo energético posible.
1. El suelo radiante es “invisible”
¿Tener calefacción sin ningún aparato a la vista? No es ciencia ficción, sino climatización por suelo radiante.
Este sistema coloca unas tuberías por debajo del suelo a través de las cuales circula un fluido que se calienta. Ese calor se transmite al suelo y, de ahí, al ambiente de las habitaciones.
En resumen, que el suelo radiante actúa como si fuera un gran radiador y tiene la ventaja de calentar la vivienda de manera uniforme sin resecar el ambiente.
2. Se puede regular la temperatura de las habitaciones
Gracias a los mecanismos de regulación y control de los sistemas de suelo radiante, no todas las estancias de la vivienda tienen que estar necesariamente a la misma temperatura, sino que se puede seleccionar la temperatura que más convenga en cada caso, según el confort que se desee alcanzar.
3. Ventajas del suelo radiante: se ahorra energía
Para poder emitir calor, los sistemas de calefacción por suelo radiante calientan el agua que circula por sus circuitos hasta los 40-45 grados centígrados; una temperatura más baja que la que necesitan otros sistemas de calefacción, por lo que se trata de una solución energéticamente muy eficiente.
4. Combinado con otras energías renovables, el ahorro energético es mayor
Aunque es posible disfrutar de calefacción por suelo radiante a través de distintos sistemas de energía, el ahorro energético podrá ser de hasta el 90 por ciento si se utiliza combinado con sistemas de energía renovables como la biomasa, la geotermia o los paneles solares.
5. Genera menos polvo y suciedad
Al estar las tuberías ocultas en el suelo, se evita la acumulación de polvo en tuberías así como las manchas que de vez en cuando el aire caliente puede provocar en las paredes. Además, a penas genera ruido y no provoca corrientes de aire.
6. En verano el suelo radiante también sirve para refrescar
La climatización por suelo radiante tiene una doble función: calefactar la vivienda en invierno y refrigerarla en verano. Así que con un mismo sistema se cumplen dos funciones fundamentales para que, independientemente de la época del año en la que nos encontremos, se pueda obtener en el hogar todo el confort que sus ocupantes necesitan.
7. Se utiliza desde hace miles de años
A pesar de que pueda parecer un sistema novedoso, la climatización por suelo radiante tiene una larga trayectoria histórica ya que los romanos utilizaban un sistema llamado “glorias”, basado en principios muy parecidos a los que se utilizan ahora.
8. Es necesario consultar a un especialista para instalarlo
¡No te la juegues! Si consideras que el sistema de suelo radiante puede ser muy interesante para tu vivienda, consulta siempre con un experto que te aconseje si, en tu caso, compensa instalar este sistema. En caso de decidir seguir adelante, te guiará para optar por la solución técnica más eficiente para que le puedas sacar el máximo partido sin que se produzcan problemas en la instalación.
9. La utilización que realices del suelo radiante influirá en tu consumo
Como siempre, es fundamental que realices un uso adecuado del sistema de suelo radiante para que el ahorro y la eficiencia energética sean óptimos.
10. ¡No te olvides de comprobar el aislamiento!
Recuerda que según sea el nivel de aislamiento térmico de la vivienda, necesitarás más o menos calor para mantener las habitaciones calientes.
Aunque cuentes con un estupendo sistema de climatización por suelo radiante, una vivienda mal aislada térmicamente necesita más energía en invierno (porque se enfría rápidamente y pueden producirse condensaciones en el interior) y en verano (se calienta más en menos tiempo).
Por la cubierta exterior de un edificio es por donde se pierde o gana más calor si no está bien aislada. Asimismo, un buen aislamiento de los muros que separan viviendas contiguas, además de disminuir el ruido, evita pérdidas de calor. También conviene vigilar que no se escapa el calor por ventanas y acristalamientos, marcos y molduras de puertas y ventanas, cajetines de persianas, tuberías, chimeneas y otros conductos.
Fuentes: IDAE, Fenercom